La palabra se descentraliza: Oiga, Mire, Lea 2025 llega a el Valle del Cauca

9 de septiembre de 2025.

El Festival Internacional de Literatura Oiga, Mire, Lea 2025 arrancó con una apuesta contundente: demostrar que la literatura no pertenece a unos pocos, sino que viaja, se comparte y florece en cada rincón del Valle del Cauca. El lunes 8 y martes 9 de septiembre, los municipios de Buenaventura, La Cumbre, Ginebra y Guacarí vivieron jornadas memorables donde la palabra se convirtió en puente de identidad, creatividad y transformación social.

En Buenaventura, la Biblioteca Torre Fuerte se llenó de voces y miradas nuevas gracias al taller “Palabras que pintan: Taller de escritura, arte y fotografía” del artista Santiago Rentería Sinisterra. Allí, las palabras se mezclaron con colores e imágenes en un ejercicio donde los jóvenes entendieron que escribir también es una forma de resistir, de narrarse a sí mismos y de darle luz a la memoria del pacífico.

Mientras tanto, en La Cumbre, la Casa de la Cultura fue tomada por la imaginación infantil en el taller “Microrrelatos de otros mundos” con Claudia Amador. Niños y niñas de 7 a 12 años descubrieron que un microrrelato puede contener la fuerza de un universo, entre risas y lápices, aprendieron que la literatura es también un juego poderoso donde cada quien es capaz de inventar lo imposible.

En Ginebra, Claudia Amador guió a estudiantes en el taller “Criaturas que habitan cerca: aproximación al gótico tropical”, realizado en el Colegio La Inmaculada Concepción. Entre sombras y metáforas, los asistentes descubrieron que la literatura no solo refleja la belleza, también revela los enigmas y fantasmas de nuestra propia cotidianidad. Ese mismo martes, Guacarí fue testigo de un doble acontecimiento; en la Casa de la Cultura, se presentaron los ganadores del Concurso Jorge Isaacs de Literatura Infantil y Juvenil, un espacio vital que celebró a las nuevas generaciones de escritores del Valle. Más tarde, en la Biblioteca Pública Municipal Carlos Fernando Palau, el escritor argentino Pablo Di Marco y Gustavo Álvarez Gardeazabal conmovieron al público con su conversatorio “Cuando éramos tres: Una historia imaginada sobre Alejandra Pizarnik”. Con un lenguaje íntimo y vibrante, Di Marco recordó la voz desgarrada y luminosa de Pizarnik, invitando a reflexionar sobre el vínculo entre la literatura y la fragilidad de la existencia.

Lo vivido en estos dos días ha marcado un antes y un después: la descentralización del festival no es un gesto simbólico, es un acto de transformación cultural. Sacar la literatura de los auditorios tradicionales y llevarla a bibliotecas, casas de cultura y colegios del Valle significa reconocer que la palabra pertenece a todos y que cada comunidad merece ser protagonista de su propia historia. Oiga, Mire, Lea 2025  está escribiendo una lección poderosa: la literatura no solo se lee, se vive; no solo se escucha, se siente; no solo está en los libros, está en la calle, en la voz de un niño que inventa mundos, en el trazo de un caricaturista, en la memoria de un poeta o en la esperanza de un pueblo.

La ruta literaria no se detiene. Mañana, miércoles 10 de septiembre, Guacarí volverá a ser escenario del festival con una nueva jornada cultural que seguirá tejiendo puentes entre la literatura y la comunidad, recordándonos que la descentralización es un proceso vivo que se alimenta en cada encuentro. El festival llegará a Ansermanuevo, donde el escritor Pablo Di Marco continuará sorprendiendo con el conversatorio “Cuando éramos tres: Una historia imaginada sobre Alejandra Pizarnik” en la Biblioteca Pública Simón Bolívar.

Además, los niños, niñas y jóvenes tendrán un espacio para la creatividad gráfica en el taller de caricatura con La Ché, quien mostrará cómo el humor, el trazo y la imagen también son lenguajes literarios que nos permiten narrar y reírnos de lo que somos.

La descentralización del festival es un compromiso que sigue latiendo: cada día un nuevo municipio, cada día un nuevo público, un nuevo puente que une la palabra con la vida.

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