El Festival Oiga, Mire, Lea reunió a más de 20.000 asistentes y se consolidó como el gran epicentro cultural del Valle del Cauca

Cali, 17 de septiembre de 2025. 

La undécima edición del Festival Internacional de Literatura Oiga, Mire, Lea cerró con cifras históricas y un balance que reafirma su lugar como uno de los encuentros culturales más importantes de Colombia. Más de 20.000 asistentes participaron en las actividades del festival que este año trascendió las fronteras de la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero y se extendió a múltiples escenarios de la ciudad y del departamento.

El festival no solo vibró en la Biblioteca Departamental, sino también en espacios aliados como el centro comercial Mallplaza, la Biblioteca Centenario, la red de bibliotecas públicas, la Universidad Icesi, la Universidad USC, la librería Oromo y la librería María. Cada uno de estos puntos se convirtió en escenario de lecturas, charlas, talleres y conciertos que acercaron la literatura a públicos diversos.

El Oiga Mire Lea se descentralizó de manera amplia para llevar la palabra a distintos municipios del Valle del Cauca. Buenaventura, La Cumbre, Ginebra, Guacarí, Ansermanuevo y Jamundí se sumaron a la celebración, confirmando que la literatura es un lenguaje capaz de unir comunidades y generar identidad regional.

Durante varios días, lectores, escritores, músicos, periodistas y artistas compartieron experiencias que dejaron huella en miles de asistentes. Cada encuentro regaló algo distinto: un autor por descubrir, una historia conmovedora, una reflexión iluminadora o un verso que aún resuena. Sin embargo, todos coincidieron en lo esencial: el festival logró tejer un vínculo personal y colectivo que permanecerá más allá de su clausura.

Con un cierre marcado por gratitud y orgullo, la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero demostró, una vez más, que es mucho más que un edificio: es un faro cultural que ilumina a la región y la proyecta al mundo.

El Festival Oiga Mire Lea no solo ratificó que la literatura se escucha, se siente y se celebra en comunidad; también dejó la certeza de que su impacto seguirá creciendo, llevando la palabra a cada rincón del Valle del Cauca.

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